viernes, 4 de mayo de 2012

CARTA DE UN DOCENTE


REFERENTE A LOS NUEVOS PRESUPUESTOS EN EDUCACIÓN.


Hace unos días fui convocado a un Claustro de Profesores. En esa convocatoria oficial (la primera que se hacía totalmente por vía correo electrónico) venían como de costumbre los puntos que debían tratarse en esa reunión y uno de ellos tenía que ver con los recursos económicos del Instituto.
No salí de mi asombro cuando tomé nota de los ingresos desde 2.009 hasta el actual 2.012, que paso a escribirlos en cantidades redondeadas.
Ø  147.900 (+ 20.000 para F.P.)….. 2.009
Ø  144.000………………………………..… 2.010
Ø  129.000………………………………….. 2.011
Ø    90.000………………………………….. 2.012
Además de ello se comentó que del ejercicio de 2.011 quedaba pendiente de ingreso una cantidad aproximada del 10 %.
A la vista de los números, ahora se puede ver mi asombro. Bueno, una mezcla de asombro, indignación y escepticismo. Indignación porque lo que no parecía llegar nunca, está ya bien consolidado: recortes y más recortes en educación, la educación de todos y para todos. Escepticismo porque con lo que cada día se oye, el futuro se muestra pesimista, muy pesimista.
Bien, hagamos una simple regla de tres (directa) para que no se diga que no somos de matemáticas. Y el resultado es evidente, en 2.012 los ingresos suponen aproximadamente el 60 % de los correspondientes a 2.009 (concretamente el 60’81 %). Dicho de otro modo, el recorte se aproxima al 40 %.
¿Se podrá trabajar en esas condiciones para ese futuro inmediato?. Está claro que trabajar en el amplio sentido de la palabra, si que se podrá. Es más, si comparamos con esas escuelas del tercer mundo, podremos trabajar en mejores condiciones que éstas. Pero en el contexto europeo las cosas cambian y para mal, empezando simplemente por el aumento (desproporcionado) de la carestía de la vida. Para muestra basta el siguiente botón: en 2.009 el gasóleo de calefacción rondaba las 0’5172 (+ 16 % de IVA); en 2.012 fue de 0’7971 (+18 % de IVA).
Esa simple aumento se halla en proporción inversa a los ingresos y seguramente a las “calidad educativa”, aunque esta última sea difícilmente mensurable.
Que las aulas hayan aumentado de alumnado y más aún, que puedan aumentar para el próximo curso, debe preocupar muy poco a nuestros dirigentes. Esa preocupación es también difícilmente mensurable.
Que la biblioteca o los departamentos dejen de incorporar libros o materiales didácticos nuevos, también debe ser motivo de mínima preocupación. Recortes ya ha habido, mejor dicho, se habían anunciado por parte del Equipo Directivo, por cierto, en aviso público entendido desde la más exquisita educación. Se nos conminó a vigilar el número de fotocopias, a tener rigor en el mantenimiento de ventanas y puertas cerradas (evitando las fugas de calor), a procurar el mínimo gasto en las luces de los pasillos…. Esas y otras medidas han sido eficaces, pero seguro que insuficientes para llegar a un ahorro global del 40 % y ajustarse así a los nuevos presupuestos.  Además de ello, las posibles ayudas al transporte escolar en actividades extraescolares eran eliminadas. Eso significa que se echa mano de los presupuestos familiares para financiar las extraescolares.
Pero los Ciclos de Grado Medio y Superior  han sido los grandes perjudicados. El de Conducción de Actividades en el Medio Natural ha sufrido el mayor de los hachazos.
Justo delante de mi aula han quedado unas fotos para la posteridad, primero por su contenido, luego por su carga de innovación educativa. Hace ahora dos años, el alumnado de dicho ciclo preparó su trabajo en el incomparable escenario de Marruecos. Me imagino que para ellos fue una experiencia única e inolvidable. Para el resto del Claustro cierta “sana envidia” por tener menos años y poder disfrutar de las aventuras que nos contaron. Bueno, pues esa actividad es (y seguro que será) imposible de reproducir.
Pero esto no acaba aquí. A la impotencia de los compañeros de ciclos, me imagino que se une la de frustración porque sus ideas (sus maravillosos proyectos educativos) nunca se podrán llevar a la práctica. Una vez más el Sistema Educativo está desfasado respecto al ímpetu renovador de los compañeros y compañeras.  ¿Cabe plantearse la palabra “calidad”? ¿Cuántos grados de calidad se han perdido en la educación pública?
Cuando empezó ese ciclo, ahora lo recuerdo, se eligieron los compañeros y compañeras más competentes, los mejores (uno de ellos incluso conquistó el techo del mundo:  El Everest). Ellos mismos seguirán tirando adelante, en el curso que viene, en el siguiente, en el otro…. Se les obligará a descartar otro programa de actividades en África. Han comentado que la falta de presupuesto obligará a la equitación teórica en el aula, puesto que  no parece oportuno hacer una réplica en cartón de un caballo para llevar al aula convencional. Pero a pesar de todo seguirán, seguirán y seguirán, puesto que su espíritu “desgraciadamente” les mueve.
Pero desde otros departamentos se han propuesto medidas eficaces contra la crisis, tales como continuar con el antiguo programa de gratuidad de libros de texto. Por cierto, algunos libros han tenido ya hasta cinco y seis usuarios. Las familias serían las beneficiarias directas. Otros, los más osados, se arriesgan a empezar con los libros virtuales. Digo osados porque se arriesgan a empezar por lo ya editado (virtualmente) pero a sabiendas de que no todo el temario está cargado en internet. Esa osadía supondrá un sacrificio en horas y esfuerzo absolutamente fuera de horario y restando tiempo a la dedicación familiar, que nunca va a ser recompensado por la administración educativa y menos aún compensado simplemente en créditos de formación. No hablemos de términos económicos.
Y hablando de “virtuales”, llega el momento de los contrastes, contradicciones o paradojas. En ese mencionado Claustro se informó de la instalación de pizarras digitales que compartirán espacio con las tradicionales, por cierto renovadas algunas de ellas en este mismo curso académico.
¿No suena todo ello a contradicción?. De una parte te conminan a apretarse el cinturón, de otra hacen aparición pizarras digitales, que han debido pagarse con dineros públicos, esos mismos que están restringiendo hasta asfixiar a la escuela pública.
Así, de sobresalto en sobresalto acabó el pasado Claustro. Los nuevos reajustes tendrán que venir, no cabría pensar de otro modo pues ese 40 % anunciado amenaza el final del curso y principio del siguiente

EMILIO GUADALAJARA GUADALAJARA
1º PCPI I.E.S. “SANTIAGO GRISOLÍA” DE CUENCA

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