REFERENTE A LOS NUEVOS PRESUPUESTOS
EN EDUCACIÓN.
Hace unos días fui convocado a un Claustro de Profesores. En
esa convocatoria oficial (la primera que se hacía totalmente por vía correo
electrónico) venían como de costumbre los puntos que debían tratarse en esa
reunión y uno de ellos tenía que ver con los recursos económicos del Instituto.
No salí de mi asombro cuando tomé nota de los ingresos desde
2.009 hasta el actual 2.012, que paso a escribirlos en cantidades redondeadas.
Ø
147.900 (+ 20.000 para F.P.)….. 2.009
Ø
144.000………………………………..… 2.010
Ø
129.000………………………………….. 2.011
Ø
90.000………………………………….. 2.012
Además de ello se comentó que del ejercicio de 2.011 quedaba
pendiente de ingreso una cantidad aproximada del 10 %.
A la vista de los números, ahora se puede ver mi asombro.
Bueno, una mezcla de asombro, indignación y escepticismo. Indignación porque lo
que no parecía llegar nunca, está ya bien consolidado: recortes y más recortes
en educación, la educación de todos y para todos. Escepticismo porque con lo
que cada día se oye, el futuro se muestra pesimista, muy pesimista.
Bien, hagamos una simple regla de tres (directa) para que no
se diga que no somos de matemáticas. Y el resultado es evidente, en 2.012 los
ingresos suponen aproximadamente el 60 % de los correspondientes a 2.009
(concretamente el 60’81 %). Dicho de otro modo, el recorte se aproxima al 40 %.
¿Se podrá trabajar en esas condiciones para ese futuro
inmediato?. Está claro que trabajar en el amplio sentido de la palabra, si que
se podrá. Es más, si comparamos con esas escuelas del tercer mundo, podremos
trabajar en mejores condiciones que éstas. Pero en el contexto europeo las
cosas cambian y para mal, empezando simplemente por el aumento
(desproporcionado) de la carestía de la vida. Para muestra basta el siguiente
botón: en 2.009 el gasóleo de calefacción rondaba las 0’5172 (+ 16 % de IVA);
en 2.012 fue de 0’7971 (+18 % de IVA).
Esa simple aumento se halla en proporción inversa a los
ingresos y seguramente a las “calidad educativa”, aunque esta última sea
difícilmente mensurable.
Que las aulas hayan aumentado de alumnado y más aún, que
puedan aumentar para el próximo curso, debe preocupar muy poco a nuestros
dirigentes. Esa preocupación es también difícilmente mensurable.
Que la biblioteca o los departamentos dejen de incorporar
libros o materiales didácticos nuevos, también debe ser motivo de mínima
preocupación. Recortes ya ha habido, mejor dicho, se habían anunciado por parte
del Equipo Directivo, por cierto, en aviso público entendido desde la más exquisita
educación. Se nos conminó a vigilar el número de fotocopias, a tener rigor en
el mantenimiento de ventanas y puertas cerradas (evitando las fugas de calor),
a procurar el mínimo gasto en las luces de los pasillos…. Esas y otras medidas
han sido eficaces, pero seguro que insuficientes para llegar a un ahorro global
del 40 % y ajustarse así a los nuevos presupuestos. Además de ello, las posibles ayudas al
transporte escolar en actividades extraescolares eran eliminadas. Eso significa
que se echa mano de los presupuestos familiares para financiar las
extraescolares.
Pero los Ciclos de Grado Medio y Superior han sido los grandes perjudicados. El de
Conducción de Actividades en el Medio Natural ha sufrido el mayor de los
hachazos.
Justo delante de mi aula han quedado unas fotos para la
posteridad, primero por su contenido, luego por su carga de innovación
educativa. Hace ahora dos años, el alumnado de dicho ciclo preparó su trabajo
en el incomparable escenario de Marruecos. Me imagino que para ellos fue una
experiencia única e inolvidable. Para el resto del Claustro cierta “sana
envidia” por tener menos años y poder disfrutar de las aventuras que nos
contaron. Bueno, pues esa actividad es (y seguro que será) imposible de
reproducir.
Pero esto no acaba aquí. A la impotencia de los compañeros
de ciclos, me imagino que se une la de frustración porque sus ideas (sus
maravillosos proyectos educativos) nunca se podrán llevar a la práctica. Una
vez más el Sistema Educativo está desfasado respecto al ímpetu renovador de los
compañeros y compañeras. ¿Cabe
plantearse la palabra “calidad”? ¿Cuántos grados de calidad se han perdido en
la educación pública?
Cuando empezó ese ciclo, ahora lo recuerdo, se eligieron los
compañeros y compañeras más competentes, los mejores (uno de ellos incluso
conquistó el techo del mundo: El
Everest). Ellos mismos seguirán tirando adelante, en el curso que viene, en el
siguiente, en el otro…. Se les obligará a descartar otro programa de actividades
en África. Han comentado que la falta de presupuesto obligará a la equitación
teórica en el aula, puesto que no parece
oportuno hacer una réplica en cartón de un caballo para llevar al aula
convencional. Pero a pesar de todo seguirán, seguirán y seguirán, puesto que su
espíritu “desgraciadamente” les mueve.
Pero desde otros departamentos se han propuesto medidas
eficaces contra la crisis, tales como continuar con el antiguo programa de
gratuidad de libros de texto. Por cierto, algunos libros han tenido ya hasta
cinco y seis usuarios. Las familias serían las beneficiarias directas. Otros,
los más osados, se arriesgan a empezar con los libros virtuales. Digo osados
porque se arriesgan a empezar por lo ya editado (virtualmente) pero a sabiendas
de que no todo el temario está cargado en internet. Esa osadía supondrá un
sacrificio en horas y esfuerzo absolutamente fuera de horario y restando tiempo
a la dedicación familiar, que nunca va a ser recompensado por la administración
educativa y menos aún compensado simplemente en créditos de formación. No
hablemos de términos económicos.
Y hablando de “virtuales”, llega el momento de los
contrastes, contradicciones o paradojas. En ese mencionado Claustro se informó
de la instalación de pizarras digitales que compartirán espacio con las
tradicionales, por cierto renovadas algunas de ellas en este mismo curso
académico.
¿No suena todo ello a contradicción?. De una parte te
conminan a apretarse el cinturón, de otra hacen aparición pizarras digitales,
que han debido pagarse con dineros públicos, esos mismos que están
restringiendo hasta asfixiar a la escuela pública.
Así, de sobresalto en sobresalto acabó el pasado Claustro.
Los nuevos reajustes tendrán que venir, no cabría pensar de otro modo pues ese
40 % anunciado amenaza el final del curso y principio del siguiente
EMILIO GUADALAJARA GUADALAJARA
1º PCPI I.E.S. “SANTIAGO GRISOLÍA” DE CUENCA
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